Las Siete Rondas y las Siete Razas
SEGUN : Samael Aun Weor
VICTOR MANUEL GOMEZ RODRIGUEZ – FUENTE GNOSIS
Durante el Gran Día Cósmico de Manifestación, las
oleadas de vida o chispas virginales van atravesando 7 períodos de
manifestación o Rondas sucesivas, constituyendo estas últimas la evolución
planetaria.
PRIMERA RONDA: RONDA MENTAL (PERIODO DE SATURNO)
En el primer periodo de manifestación la
naturaleza toda era mental, las formas ya dibujadas en la Mente Cósmica fueron
tomando diferentes grados de densidad en sucesivos periodos de manifestación.
Estos hombres de la época de Saturno eran
hombres… y hombres de verdad, porque tenían al “Ser” y sabían que lo tenían…
Las humanidades, siempre son análogas, y estos
hombres de la época de Saturno, eran como los actuales… el ambiente semejante.
“La
materia toda, era mental… Todos los humanos usaban Cuerpos Astrales… Comían,
vestían, bebían y se divertían como ahora, porque el Cuerpo Astral es un
organismo casi tan denso como el Físico y está análogamente constituido como el
Físico…
Ciertamente los hombres de la Arcadia recordaban
antiguos cataclismos y hermosas tradiciones milenarias… de épocas
pre-saturnianas… pero en pleno apogeo del estado humano, la vida era semejante
a la actual…”
“Los hombres de esta época de Saturno usaban
Cuerpos Astrales y eran altos de estatura: en ese entonces nuestros cuerpos
humanos eran tan sólo gérmenes con posibilidades de desenvolvimiento. Los
actuales “Intimos” humanos, entonces eran sólo chispas virginales que animaban
el reino mineral…”
“El crepúsculo de la Noche Cósmica extendía el
terciopelo de sus alas misteriosas sobre los valles profundos y las enormes y
gigantescas montañas de la vieja Arcadia. Los corpulentos árboles milenarios,
últimos vástagos de padres desconocidos, habían ya visto durante largos años
caer las hojas del otoño y ahora parecían secarse definitivamente para caer en
brazos de la muerte. Nuestros actuales cuerpos humanos parecían ya fantasmas de
hombres y los Intimos de nuestra actual humanidad habían ya recibido su más
fina vestidura.
Terribles terremotos sacudían Arcadia y por donde
quiera se sentía un hálito de muerte; de aquellas enormes multitudes de seres
humanos habían salido dos clases de seres: ángeles y diablos”.
SEGUNDA RONDA: RONDA ASTRAL (PERIODO SOLAR)
“Después de un periodo de reposo cósmico, la vida
recapituló la Epoca de Saturno y entonces se inició la Epoca Solar: La Tierra
brillaba y resplandecía con los coloridos inefables de la Luz Astral, y la
materia del Universo era la misma Luz Astral. Los Cuerpos Físicos de nuestra
actual humanidad se desarrollaron un poco más y recibieron el Cuerpo Vital que
hoy en día sirve de base a toda la biología humana.
Los ángeles y los diablos de la Epoca de Saturno
flotaban en el ambiente de la Epoca Solar”.
“El universo brillaba y resplandecía lleno de
inefable belleza. La humanidad de la Epoca Solar era análoga a las demás
humanidades de cualquier época y entre los hombres de aquella época, hubo uno
que se esforzaba terriblemente por llegar a la perfección. Ese hombre fue más
tarde Cristo, el divino rabí de Galilea, el Logos Solar.
Había en la Epoca Solar otro templo de magia
negra donde se iniciaron también muchísimos hombres que más tarde se
convirtieron en demonios. Astarot fue iniciado en ese negro y gigantesco
templo.
Al acercarse después de millones de años la Noche
Cósmica de aquella época solar, los Cuatro Señores de la Llama dotaron a los
actuales Intimos humanos del Alma Espiritual o Cuerpo Budhico, que es el Cuerpo
de la Intuición.
El vehículo de la intuición está conectado
directamente con el corazón. El corazón es pues el centro de la intuición. El
chacra o flor de loto de la intuición gira y resplandece con extraordinaria
belleza. En ese chacra hay siete centros atómicos que sirven de instrumentos a
las siete grandes jerarquías cósmicas para actuar sobre nuestro maravilloso
organismo. Como ya dijimos en nuestro libro titulado “El Matrimonio Perfecto” o
“Puerta de Entrada a la Iniciación”, el corazón del Sol está análogamente
construido como el corazón de nuestro organismo humano. Así como en el Sol hay
siete jerarcas que dirigen los siete rayos cósmicos, así también en nuestro
corazón hay siete cerebros que pertenecen a las siete grandes jerarquías
cósmicas”.
“Al final de la época solar la humanidad de aquel
tiempo llegó al estado angélico, y son los arcángeles de hoy en día. El más
alto iniciado de ellos fue Cristo, pero no todos los humanos de ese entonces
llegaron a ese Estado, pues la mayoría se convirtieron en demonios.
Yavhé, el polo contrario del Cristo, fue el más
alto iniciado negro y tenebroso de esa época. Llegada la Noche Cósmica pareció
el Universo sumergirse en el caos. La naturaleza entera entró en el sueño
feliz…
Las semillas de todo lo viviente se entregaron en
brazos del sueño… y en los espacios infinitos vibraron deliciosamente las arpas
de los Elohim”.
TERCERA RONDA: RONDA ETERICA (PERIODO LUNAR)
“Pasada la Noche Cósmica del periodo solar, se
inició el alba del período lunar. El Universo Solar se condensó en materia
etérica. La vida recapituló todos los estados de los pasados períodos cósmicos
y después de esos procesos de recapitulación, se inició en nuestra Etérica
Tierra, llamada Tierra-Luna, el periodo lunar en toda su plenitud. Los hombres
de la época lunar eran pequeños de estatura y sus cuerpos eran de materia
etérica. Construían sus casas bajo tierra, aunque sobre la superficie ponían
techos análogos a los techos de nuestras actuales casas. Negociaban, trabajaban
y se divertían lo mismo que nosotros, sus poblaciones urbanas eran pequeñas y
estaban conectadas como las nuestras con caminos y carreteras.
Tenían también automóviles semejantes a los
nuestros y las montañas eran transparentes como el cristal y de un color azul
oscuro muy hermoso; ese es el color azul que nosotros vemos en las lejanas
montañas, ese es el Eter. Toda nuestra antigua Tierra era de ese bello color.
Los volcanes estaban en incesante erupción y
había más agua que en nuestra época actual; por donde quiera se veían lagos
inmensos y mares dilatados…”
“La flora y la fauna de ese tiempo eran muy
diferentes a la nuestra: allí vemos clarividentemente vegetales-minerales, es
decir, semi-vegetales, semi-minerales, vegetales semi-animales, etc., es decir,
los tres reinos de la Naturaleza no estaban completamente definidos como ahora,
en esa época un reino se confundía con otro. Había entre los árboles una
marcada tendencia a tomar con sus ramas y hojas formas cóncavas, lo cual los
hacía semejantes a gigantescos paraguas. Se adivinaba a través de todo lo
existente una marcada tendencia a inclinarse “hacia abajo”, es decir, hacia la
condensación de nuestra Tierra actual. La Naturaleza es una viviente escritura
por donde quiera, y con esa viviente escritura escribe sus designios.
Vemos en cambio ahora en nuestra época actual del
siglo XX una marcada tendencia del hombre a construir elevados edificios y aviones
cada vez más rápidos, etc. Nuestros actuales arbustos no quieren inclinarse
sino subir hacia el Sol, hacia arriba, y es que nuestra Tierra ya llegó al
máximum de condensación material y ahora anhela subir nuevamente, volver a
“eterizarse”… En realidad el Eter está inundando el aire y eterizando la Tierra
cada vez más, y al final de la Gran Raza Aria, el Eter se hará totalmente
visible en el aire, y entonces las criaturas que viven en el Eter compartirán
con el hombre todas sus actividades.
En el periodo lunar los cuerpos físicos de
nuestra actual humanidad llegaron a un mayor grado de perfección y entonces
recibimos el Cuerpo Astral. Los hombres de hoy éramos los animales del período
lunar, y los ángeles y los diablos de los antiguos períodos flotaban en la
atmósfera etérica de nuestra Tierra-Luna; eran visibles y tangibles para toda
la humanidad. El hombre percibía tras el fuego de los volcanes en erupción, a
los arcángeles (arcángeloi) o criaturas del fuego y tras de todas las formas
existentes a los señores de la forma. Los hijos de la vida regulaban las
funciones vitales de todo lo existente y las criaturas elementales de los 5
elementos de la Naturaleza convivían con los hombres”.
“Al finalizar aquél gran periodo lunar, los
Intimos de la actual humanidad recibieron el Cuerpo del Espíritu humano,
llamado Cuerpo de la Voluntad, que tanto desprecia Krishnamurti”.
“Llegada la Noche Cósmica del periodo lunar,
Jehová y sus ángeles, Lucifer y sus demonios, se retiraron del escenario
cósmico y la Naturaleza toda entró en profundo reposo”.
CUARTA RONDA: RONDA FISICA (PERIODO TERRESTRE)
“Pasada la Noche Cósmica del período lunar, el
Universo se condensó en la nebulosa de que nos habla Laplace. Este fue el
comienzo de la época físico-química en la cual vivimos nosotros. La Naturaleza
recapituló los pasados periodos cósmicos tal como alegóricamente los describe
el Génesis”.
“Estos fueron los tiempos de la nebulosa de
Laplace durante los cuales la Tierra recapituló la época de Saturno”.
“Las moléculas de la nebulosa caliente y obscura
entraron en fricción, bajo el poderoso impulso de la palabra perdida del
Creador y entonces la nebulosa se hizo ígnea.
Esta fue la época Hiperbórea, durante la cual
entraron en actividad los Atomos Solares de la época Solar. Nuestra Tierra fue
entonces un globo ígneo lleno de Sabiduría del Fuego y de la Luz que el mismo
Fuego produce. Y en ese globo ardiente vivieron los Arcángeles que fueron los
hombres de la época Solar, y se expresaron en toda la plenitud de su sabiduría.
«Luego dijo Dios: haya expansión en medio de las
aguas, y separó las aguas de las aguas».
«He hizo Dios la expansión y apartó las aguas que
estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión, y
fue así».
«Y llamó Dios a la expansión cielos y fue la
tarde y la mañana el día siguiente» (Gen. 1:6,8).
Aquí la Biblia sigue hablando de la
recapitulación del periodo Solar: el globo ardiente al contacto con las húmedas
regiones interplanetarias producía vapor de agua y se formaban enormes nubes
que, al condensarse, caían en forma de lluvia, formando enormes mares y pozos
que hervían incesantemente sobre el globo ardiente y las nubes separaron las
aguas del cielo, de las aguas del ardiente globo.
«Dijo también Dios: Júntense las aguas que están
debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase la seca. Y fue así. Y llamó Dios
a la seca Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares: y vio Dios que era
bueno». (Gen. 1:9,10).
Los pozos de agua que hervían incesantemente
sobre el ardiente globo, vinieron a cristalizarse en forma de “incretos” sobre
la superficie del ardiente globo, y así se cumplió la palabra del creador que
dijo: “descúbrase la seca”. “Y llamó Dios a la seca Tierra”. Así fue como se
formó la primera costra terrestre llamada Lemuria.
En esta época Lemur la Tierra recapituló el
periodo Lunar, porque es una ley de la vida que la naturaleza antes de iniciar
sus nuevas manifestaciones, recapitula todas sus pasadas manifestaciones.
El que quiera conocer objetivamente todos los
procesos evolutivos de la humanidad, que observe el feto humano desde su
concepción. Entre el vientre de la madre el feto recapitula todas las
metamorfosis del cuerpo humano desde sus antiquísimos orígenes”.
PRIMERA RAZA-RAIZ O PROTOPLASMÁTICA.
Habitó lo que hoy conocemos como el Casquete
Polar Norte, la Tierra de Asgard, citada en antiquísimas tradiciones como la
lejana Thule paradisíaca, la Isla de Cristal.
La Raza Polar se desenvolvió en un ambiente
totalmente distinto al actual. En aquella época la Tierra era propiamente semietérica,
semifísica; las montañas conservaban su transparencia y la Tierra toda
resplandecía gloriosamente con un bellísimo color azul etérico intenso.
Producto maravilloso de incesantes evoluciones y
transformaciones que otrora se iniciaran desde el estado germinal primitivo, la
1ª Raza surgió de las dimensiones superiores completa y perfecta.
Incuestionablemente la 1ª Raza jamás poseyó
elementos rudimentarios ni fuegos incipientes. Para bien de la Gran Causa
lanzaremos en forma enfática el siguiente enunciado: “Antes de que la 1ª Raza
humana saliera de la cuarta coordenada para hacerse visible y tangible en el
mundo tridimensional, hubo de gestarse completamente dentro Jagad-Yoni, la
“matriz del mundo”.
Extraordinaria humanidad primigenia, andróginos
sublimes totalmente divinos, seres inefables más allá del bien y del mal.
Prototipos de perfección eterna para todos los
tiempos, seres excelentes semifísicos, semietéricos con cuerpos
protoplasmáticos indestructibles de bello color negro, elásticos y dúctiles, capaces
de flotar en la atmósfera.
Con el material plástico y etéreo de esta Tierra
primigenia se construyeron ciudades, palacios y templos grandiosos. Resultan
interesantísimos los Rituales Cósmicos de esta época. La construcción del
templo era perfecta. En las vestiduras se combinaban los colores blancos y
negros para representar la lucha entre el espíritu y la materia. Los símbolos y
objetos de trabajo se usaban invertidos para representar el Drama que se
proyecta en los siglos: el descenso del espíritu hacia la materia. La vida
estaba hasta ahora materializándose y debía dársele expresión simbólica. Su
escritura gráfica fueron los caracteres rúnicos, de gran poder esotérico.
Es ostensible que todos esos seres ingentes eran
los fuegos sagrados personificados de los poderes más ocultos de la Naturaleza.
Esa fue la Edad del fisiparismo, aquellas
criaturas se reproducían mediante el acto sexual fisíparo, “según se ha visto
en la división de la célula nucleada, en la que el núcleo se divide en dos
subnúcleos, los cuales o bien se desarrollan dentro de la pared celular, o la
rompen y se multiplican hacia el exterior como entidades independientes”.
En aquellos seres andróginos (elementos masculino
y femenino perfectamente integrados) la energía sexual operaba en forma
diferente a la actual, y en determinado momento el organismo original del
padre-madre se dividía en dos mitades exactas, multiplicándose al exterior como
entidades independientes, proceso similar a la multiplicación por bipartición o
división celular. El hijo andrógino sosteníase por un tiempo del padre-madre.
Cada uno de estos sucesos de la reproducción original, primigenia, era
celebrado con rituales y fiestas.
Incuestionablemente la Isla Sagrada, cuna del
primer hombre y morada del último mortal divino, existe todavía en la cuarta
dimensión como insólita morada de los Hijos del Crepúsculo, Padres Preceptores
de la humanidad.
Tierra del amanecer, mansión imperecedera,
celeste paraíso de clima primaveral allende los mares ignotos del Polo Norte.
Magnífico luce en el Septentrión aquél Edén de la
cuarta coordenada, continente firme en medio del gran océano.
“Ni por tierra ni por mar se logra llegar a la
Tierra Sagrada”, se repite vehementemente en la tradición helénica.
“Sólo el vuelo del espíritu puede conducir a
ella”, dicen con gran solemnidad los viejos sabios del mundo oriental.
SEGUNDA RAZA-RAIZ O HIPERBOREA.
Esta raza apareció en el escenario terrestre como
resultado de las incesantes transformaciones que a través del tiempo
experimentó la 1ª Gran Raza Raíz. Habitó las regiones boreales que como
herradura continental circundan el Casquete Polar Norte, ocupando el actual
norte de Asia, Groenlandia, Suecia, Noruega, etc., extendiéndose hasta las
Islas Británicas.
Esta fue una época de variadísimas mutaciones en
la Naturaleza. Gran diversidad de especies se gestaron en el tubo de ensayo de
la Naturaleza, cuyos 3 reinos todavía no estaban del todo diferenciados. El
clima era tropical y la tierra cubierta de gran vegetación.
El ser humano continuaba siendo andrógino,
reproduciéndose por brotación, sistema que continúa activo en los vegetales.
Es imposible hallar restos de las primeras Razas
primigenias porque la Tierra estaba constituida de protomateria, semietérica,
semifísica. Sólo en las Memorias de la Naturaleza pueden los grandes
clarividentes estudiar la historia de estas Razas.
TERCER RAZA-RAIZ O LEMURICA.
De esa segunda clase de andróginos divinos
procedió a su vez la tercera Raza-raíz, los Duplos, gigantes hermafroditas,
colosales, imponentes. La civilización lemúrica floreció maravillosa en el
continente Mu o Lemuria, volcánica tierra en el océano Pacífico.
El planeta llegó al actual grado de materialidad,
propio de esta Ronda físico-química. Como todas las formas entonces existentes
en la Tierra, el hombre era de estatura gigantesca.
La reproducción era por generación ovípara
produciendo seres hermafroditas y más tarde con predominio de un solo sexo,
hasta que por fin nacieron del huevo varones y hembras. En la quinta subraza
empieza el huevo a queda retenido en el seno materno, y nace la criatura débil
y desvalida. Por último, en la sexta y séptima subrazas ya es general la
generación por ayuntamiento de sexos.
La reproducción sexual se hacía entonces bajo la
dirección de los Kumarats, seres divinales que regían los templos. Pero en la
segunda mitad del período lemúrico comenzaron a fornicar, es decir a
desperdiciar el esperma sagrado, aunque tan solo lo hacían para continuación de
la especie. Entonces los Dioses castigan a la humanidad pecadora (Adán-Eva)
arrojándoles fuera del Edén paradisíaco, la Tierra Prometida, donde los ríos de
agua pura de vida manan leche y miel.
El ser humano se expresaba en el Lenguaje
Universal, teniendo poder su verbo sobre el fuego, el aire, el agua y la
tierra. Podía percibir el aura de los mundos en el espacio infinito y disponía
de maravillosas facultades espirituales que fue perdiendo como consecuencia del
Pecado Original.
Fue esta una época de inestabilidad en la corteza
terrestre, debido a la constante formación de volcanes y nuevas tierras. Al
fin, a través de 10.000 años de gigantescos terremotos y maremotos, el
gigantesco continente Mu se fue desmembrando y hundiendo entre las olas del
océano Pacífico. Encontramos sus vestigios en la Isla de Pascua, Australia, la
Oceanía, etc.
“Mucho se ha discutido sobre el Paraíso
Terrenal”.
“Realmente ese paraíso existió y fue el
continente de la Lemuria, situado en el Océano Pacífico. Esa fue la primera
tierra seca que hubo en el mundo. La temperatura era extremadamente cálida”.
“El intensísimo calor y el vapor de las aguas
nublaban la atmósfera y los hombres respiraban por agallas como los peces”.
“Los Hombres de la época Polar y de la época
Hiperbórea y principios de la época Lemúrica eran hermafroditas, y se
reproducían como se reproducen los microbios hermafroditas. En los primeros
tiempos de la Lemuria, la especie humana casi no se distinguía de las especies
animales; pero a través de 150.000 años de evolución llegaron los lemures a un
grado de civilización tan grandiosa, que nosotros los arios estamos todavía muy
lejos de alcanzar.
Esa era la edad de oro, esa era la edad de los
titanes. Esos fueron los tiempos deliciosos de la Arcadia. Los tiempos en que
no existía lo mío ni lo tuyo, porque todo era de todos. Esos fueron los tiempos
en que los ríos manaban leche y miel.
La imaginación de los hombres era un espejo
inefable donde se reflejaba solemnemente el panorama de los cielos estrellados
de Urania. El hombre sabía que su vida era la vida de los dioses, y el que
sabía tañer la lira estremecía los ámbitos divinos con sus deliciosas melodías.
El artista que manejaba el cincel se inspiraba en la sabiduría eternal y daba a
sus delicadas esculturas la terrible majestad de Dios.
¡Oh! La Epoca de los Titanes, la época en que los
ríos manaban leche y miel.
Los lemures fueron de alta estatura y tenía
amplia frente, usaban simbólicas túnicas: blancas por delante, negras por
detrás, tuvieron naves voladores y buques propulsados por la energía atómica,
se alumbraban con energía nuclear, y llegaron a un altísimo grado de cultura.
(En nuestro libro “El Matrimonio Perfecto”, hablamos ampliamente sobre el
particular).
Esos eran los tiempos de la Arcadia: el hombre
sabía escuchar entre las siete vocales de la Naturaleza la voz de los Dioses, y
esas siete vocales: I.E.O.U.A.M.S., resonaban en el cuerpo de los lemures con
toda la música inefable de los acompasados ritmos del Fuego”.
“El cuerpo de los lemures era un arpa milagrosa
donde sonaban las 7 vocales de la Naturaleza con esa tremenda euforia del
Cosmos. Cuando llegaba la noche, todos los seres humanos se adormecían como
inocentes criaturas entre la cuna de la Madre Naturaleza, arrullados por el
canto dulcísimo y conmovedor de los Dioses, y cuando rayaba el alba, el Sol
traía diáfanos contentos y no tenebrosas penas”.
“Los matrimonios de la Arcadia eran matrimonios
gnósticos. El hombre sólo efectuaba el connubio sexual bajo órdenes de los
Elohim, y como un sacrificio en el altar del matrimonio para brindar cuerpos a
las almas que necesitaban reencarnarse. Se desconocía por completo la
fornicación, y no existía el dolor en el parto.
A través de muchos miles de años de constantes
terremotos y erupciones volcánicas, la Lemuria se fue hundiendo entre las
embravecidas olas del Pacífico, a tiempo que surgía del fondo del océano el
continente Atlante”.
CUARTA RAZA-RAIZ O ATLANTE
Después que la humanidad hermafrodita se dividió
en sexos opuestos, transformados por la Naturaleza en máquinas portadoras de
criaturas, surgió la cuarta Raza-raíz sobre el geológico escenario atlante
ubicado en el océano que lleva su nombre.
Fue engendrada por la tercera raza hace unos 8
millones de años atrás, a cuyo fin el Manú de la cuarta Raza eligió de entre la
anterior los tipos más adecuados, a quienes condujo a la imperecedera Tierra
Sagrada para librarlos del cataclismo lemuriano.
La Atlántida ocupaba casi toda el área
actualmente cubierta por la parte septentrional del océano Atlántico, llegando
por el N.E. hasta Escocia, por el N.O. hasta el Labrador y cubriendo por el Sur
la mayor parte del Brasil.
Los atlantes -de estatura superior a la actual-
poseyeron una alta tecnología, la que combinaron con la magia, pero al final
degeneraron y fueron destruidos.
H.P. Blavatsky, refiriéndose a la Atlántida, dice
textualmente en sus estancias antropológicas:
“Construyeron templos para el cuerpo humano,
rindieron culto a varones y hembras. Entonces cesó de funcionar su tercer ojo
(el ojo de la intuición y de la doble vista). Construyeron enormes ciudades,
labrando sus propias imágenes según su tamaño y semejanza y las adoraron…”
“Fuegos internos habían ya destruido la tierra de
sus padres (la Lemuria) y el agua amenazaba a la cuarta Raza (la Atlántida)”.
Sucesivos cataclismos acabaron con la Atlántida,
cuyo final ha sido recogido en todas las tradiciones antiguas como el Diluvio
Universal. La época de sumersión de la Atlántida fue realmente una era de
cambios geológicos. Emergieron del seno profundo de los mares otras tierras
firmes que formaron nuevas islas y nuevos continentes.
QUINTA RAZA-RAIZ O ARIA
Hace ya un millón de años que el Manú Vaivasvata
(Noé bíblico) seleccionó de entre la subraza protosemítica de la Raza Atlante
las simientes de la quinta Raza-Madre y las condujo a la imperecedera Tierra
Sagrada. Edad tras edad fue modelando el núcleo de la humanidad futura.
Aquellos que lograron cristalizar las virtudes del alma acompañaron al Manú en
su éxodo al Asia Central, donde moró por largo tiempo fijando allí la
residencia de la Raza, cuyos brotes habían de ramificarse en diversas
direcciones.
He aquí las 7 subrazas o brotes del tronco
ario-atlante:
La primera subraza se desenvolvió en la Meseta
Central del Asia, más concretamente en la región del Tíbet, y tuvo una poderosa
civilización esotérica.
La segunda subraza floreció en el Sur de Asia en
la época pre-Védica y entonces se conoció la sabiduría de los Rishis del
Indostán, los esplendores del antiguo imperio Chino, etc.
La tercera subraza se desenvolvió
maravillosamente en el Egipto (de directa ascendencia atlante), Persia, Caldea,
etc.
La cuarta subraza resplandeció con las
civilizaciones de Grecia y Roma.
La quinta fue perfectamente manifiesta con
Alemania, Inglaterra y otros países.
La sexta resultó de la mezcla de los españoles
con las razas autóctonas de Indoamérica.
La séptima está perfectamente manifiesta en el
resultado de todas esas mezclas de diversas razas, tal como hoy lo podemos
evidenciar en el territorio de los Estados Unidos.
Nuestra actual Raza terminará con un gran
cataclismo. La sexta Raza (Raza Koradhi) vivirá en una Tierra transformada (la
Quinta Ronda o Etérica) y la séptima será la última. Después de estas 7 Razas,
la Tierra se convertirá en una nueva luna.
RONDAS FUTURAS:
La futura Quinta Ronda se desarrollará en el
mundo etérico, la Sexta en el mundo astral y la Séptima en el mental. Después
vendrá la Gran Noche Cósmica
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